Dejadme que os cuente una anécdota personal:
Mi hermano mayor, quien en cierto modo hacía de responsable/tutor de mi dado que era menor de edad y necesitaba su autorización para actuar en clubs, me recomendó/exigió que trabajara también entre semana si quería seguir con mi carrera musical.
Probablemente haya sido sin querer por su parte uno de los mejores consejos vía "imposición" que me podría dar.
En 2008, en uno de "esos" trabajos" que tenía entre semana y me garantizaban esa estabilidad personal, económica y laboral, se siembra la semilla del REALTOR que ahora está redactando esta historia.
Idealista.com fue desde 2008 hasta 2012 mi escuela, mi trabajo y mi casa.
En idealista teníamos todos los viernes reunión semanal, en una de ellas, en plena crisis hipotecaria y en consecuencia inmobiliaria, donde no se construía en absoluto y con un paro disparado a nivel nacional, Eduard, -el entonces director comercial- nos ofrece una sección nueva para el "valiente" que la quiera, la sección: "obra nueva".
El murmullo en la sala era constante, allí nadie levantaba la mano, todos nos mirábamos con cara de "quién será el pobre al que le pongan esa soga". Llamadlo inconsciencia, locura, inexperiencia o lo que queráis pero yo levanté la mano. Pensé que si este portal tiene muchos clientes y sólo yo llevaré esta sección, por poco que se construya tendré todos los clientes, así que no lo dudé.
Gracias a esa "locura" contenida tengo el placer de ser el primer asesor de obra nueva que tuvo el portal inmobiliario mas potente del país.
Pero como todo en esta vida, en 2012 se acabó y decidí desembarcar en Sitges, mi localidad, a la que me tiene el corazón robado y donde tengo esa sensación de estar de vacaciones permanentemente.
Con 29 años y con una energía desbordante, necesitaba canalizar toda esa potencia y no desaprovecharla, necesitaba encontrar la inspiración que tantos años me acompaño en mi etapa musical.
Un buen día me salió la oportunidad de llevar el área de marketing comercial de una agencia inmobiliaria local, así que allá fuimos. Contento y feliz de poder seguir en el sector inmobiliario y, además, en mi pueblo.
Fueron 4 años muy intensos. La que para entonces era la propietaria,
-una mujer inglesa con objetivos personales de jubilación anticipada- tenía en mente traspasarme un % de la agencia para que mi rol fuera mayor en el organigrama y de este modo ir sustituyéndola, pero esto era demasiado bonito para ser verdad y nunca cuajó.
No pasaba nada, era una experiencia más y seguía en búsqueda de mi "qué y por qué", andaba en búsqueda de mi inspiración.
Una noche de primavera, la que fuera mi pareja, la madre de mi hijo Cesc, me propuso (a sabiendas de mi ADN de emprendedor) dar servicio a los clientes por mi cuenta, a pesar de todo, "frank" era "frank de Sitges", ese chico empático, amable y con poco parecido a un agente comercial de traje y corbata, alejado del clásico comercial, al que muchos clientes lo llamaban para pedir asesoramiento, consejos o una simple recomendación sobre la localidad y/o sus ofertas de hostelería.
Debo reconocer y reconozco que al principio de escucharla no lo vi claro, era algo que ni si quiera pensé o visualicé, por lo que mi primer reflejo fue un "no sé..".
A la mañana siguiente, final y felizmente decidí hacerle caso y ponerme a visualizar la posibilidad de poder ayudar con mis servicios a los clientes que me necesitaran.
Después de analizar el mercado, estudiar la viabilidad del proyecto y ver que realmente podía ayudar, decidimos dar vida a "franksitges Realtor".
La decisión estaba tomada y con mucha ilusión así que me propuse ser la mejor opción para mis clientes, estudié a los mejores, empecé a formarme, a entender que el sector era mucho más importante de lo que pensaba, de que en EEUU los REALTORS están considerados como médicos, bomberos, profesores o policías, allí la sociedad recompensa en cierto modo con su respeto la especialidad que es el trabajo que realiza un agente para gestionar una de las decisiones más importantes de un cliente.